Hola a todos: Hoy les dejo mi participación en el blog de la genia de Ginebra Blonde, Varietés. La idea es transformar en relato o poema o cuento un hecho de terror que hayamos vivido y como siempre nos dejó algunas imágenes para inspirarnos. Espero les guste el resultado. Hace 8 años me levanté un día y no podía pronunciar ninguna palabra, Sí, lo hacía en mi mente pero no podía responder. Mi familia, que fue la que me sostuvo se asustó muchísimo y me fueron conteniendo a lo largo del tratamiento que me trajo de nuevo a la realidad, pero transformada.
Espero les guste. Denle mucho amor
La habitación era un océano de papeles,
obligaciones, y expectativas tan densas como el aire sofocante que respiraba.
Los relojes en las paredes parecían burlarse de ella, acelerando sus latidos en
cada tic-tac despiadado. Aun así, no se detenía. No podía permitirse el lujo de
parar. Las listas de tareas crecían como malas hierbas, incontrolables, siempre
hambrientas de tiempo.
Hasta que ocurrió.
El suelo cedió bajo sus pies, como si el
mundo se quebrara y la gravedad tomara un gusto sádico en llevarla al centro de
la tierra. Cayó de rodillas, el golpe reverberando por sus huesos, y entonces
las sintió: manos, frías y asfixiantes, surgiendo de las entrañas del suelo.
Dedos huesudos que se enroscaban alrededor de sus muñecas, tobillos y hombros,
tirando de ella hacia abajo. Era imposible determinar si la tierra era de
madera o de carne, pero estaba viva y famélica.
Intentó gritar, pero su voz se ahogó en un
alarido seco, atrapado en el pozo de su pecho. Un susurro la rodeó, incesante y
monocorde, como un sinfín de responsabilidades exigiendo su atención.
"No puedes detenerte."
El frío de las manos se colaba en su piel,
un escalofrío que se extendía hasta sus entrañas. El mundo a su alrededor
palpitaba, y el olor a hierro oxidado llenaba el aire, como si la misma tierra
sangrara por el esfuerzo de retenerla. Trató de zafarse, de tirar con fuerza
para liberarse, pero las manos seguían apareciendo, empujando, atrapándola en
una prisión sin muros.
A medida que la oscuridad se cernía sobre
ella, una imagen atravesó su mente: la de sí misma, sola en su escritorio, con
montañas de tareas que jamás compartió, proyectos que jamás delegó. Y se dio
cuenta de que aquellas manos eran las suyas, manifestadas por el peso del
estrés que la había estrangulado durante tanto tiempo.
Mientras luchaba con todas sus fuerzas, un
destello de luz atravesó la oscuridad, cálido y envolvente como un abrazo que
había olvidado. Era tenue al principio, apenas un susurro de claridad, pero
crecía, bañando las paredes y las manos que la aprisionaban con una
luminiscencia suave.
Por un momento, se quedó inmóvil,
sintiendo el calor en su piel y la suavidad de un aire limpio que barría el
olor a hierro. Cerró los ojos y, en su mente, una voz emergió de aquel caos,
una voz distinta, calmada y llena de compasión.
"Es
hora de soltar."
Al inhalar ese aire nuevo, sintió que el
peso de las manos empezaba a disminuir. Sus dedos, antes aferrados al suelo por
el miedo, empezaron a soltarse uno por uno. No sin esfuerzo, se enderezó,
dejando que la luz la envolviera. El terror comenzó a disiparse, y la tierra,
que antes parecía hambrienta y viva, ahora se sentía firme, sólida, como un
suelo que la sostenía en lugar de arrastrarla hacia abajo.
El cielo sobre ella era un lienzo en
constante cambio, pero en esa tranquilidad encontró algo que había olvidado: la
promesa de un nuevo comienzo.
Supo que no estaba completamente curada,
que el camino sería largo y que necesitaría ayuda y cuidado. Pero el simple
hecho de sentir el suelo bajo sus pies, firme y amable, le hizo creer que era
posible seguir adelante, que había vida y esperanza más allá del abismo.
Con la luz
acariciando su rostro, se levantó. Dio su primer paso, más consciente que nunca
de que el suelo ya no la atrapaba; ahora, era el que la sostenía
Hola Susana, un relato inquietante, angustioso y aterrador, pero cuyo final esperanzador deja un buen sabor de boca. Me gustó mucho de principio a fin. Un abrazo grande
ResponderBorrarQué las tinieblas nunca vuelvan a aparecer, porque el suelo que te sostiene es firme. Todo mi cariño
ResponderBorrarHola Nuria: gracias por pasar por aquí y por tus palabras. Realmente el tiempo de recuperación fue largo pero, estoy segura que no volverá a pasar porque ya se cómo se siente lo previo y estoy muy atenta. Besotes
BorrarEste relato se puede interpretar de muchas maneras, yo te diré la mia a sí a primera lectura sin entrar mucho en detalles.
ResponderBorrarCreo que a veces la vida nos invade tanto que nos complica la mente. Y esta explota de algún modo, para decirnos que hay que parar.
Ese suelo que se abre a tus pies y te arrastra hacia ese vacío es tu propio yo interno, es ahora cuando se necesita que alguien te coja la mano y te alce hacia arriba.
Si consiguen hacerlo no te salvarán y ya está. Hay un camino muy largo y constante que hay ir andando poco a poco.
Un besote, muy feliz semana.
Hola Campirela: Siempre presente y me encanta que así sea. Siii, fue largo pero, siempre se aprende y ahora se cuál es el camino correcto. Disfruto mucho cada momento. Antes no lo hacía. Abrazo enorme para vos.
BorrarQué buen relato. El stress puede llegar a ser bien terrorífico... ese suelo engullidor es una estupenda metáfora. Me gusta que la protagonista no perezca y logre darse cuenta, respirar y vislumbrar la esperanza que tantas vidas salva...
ResponderBorrarVengo de casa de Ginebra, un gusto leerte, Susana.
Hola Milena: qué bueno que estés pasando por aquí. Te agradezco mucho tus palabras y me alegra que te haya gustado. Abrazo grande
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ResponderBorrarVivo eso cada día.
ResponderBorrarHola Rodrigo: es bueno, detenerse y tomar un respiro. El cuerpo y la mente se lo cobran luego, y es difícil una vez que ocurre. abrazo grande. Gracias por pasar
Borrar¡Me ha encantado tu relato, Elisabet! Las enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad son terroríficas, pues dan la sensación de que te agarran, te hunden y no puedes hacer nada para evitarlo. Por eso es tan importante la ayuda psicológica.
ResponderBorrarEn cuanto a tu experiencia... wow. El otro día hablando con una amiga médico me comentó que psicosomatizar puede tener consecuencias como la que comentas del habla o la ceguera *.*
Un besazo enorme y fuerza
Hola Dafne: gracias por pasar por aquí. Realmente la experiencia fue aterradora. Pero, con el apoyo de la familia y los que te quieren se puede salir. toda una experiencia que me enseñó muchísimo. Abrazo grande
BorrarDe terror tener que ordenar las ideas, de terror ver el papelero lleno papeles trojos, tirados alrededor de ellos. El caos de las ideas.
ResponderBorrarEl estres continuado provoca en nuestra vida y en nuestras emociones altos y bajos difíciles de encajar física y psicológicamente. Hasta que al final llega el "colapso" como un "Ya basta"! Y todo parece acabar! Para los que tienen la suerte de seguir, es un aviso definitivo de que todo tiene que cambiar! Tu experiencia por lo que nos explicas en tu introducción debió ser sin duda terrorífica! Un abrazote!
ResponderBorrarEs un verdadero clamor de angustia y salvación.
ResponderBorrarA veces es necesario que ese abismo nos atrape, para darnos cuenta del límite al que estamos llegando y que, sin duda, podemos salir de él y evitarlo en lo sucesivo.
Uno de los grandes males de esta sociedad es el estrés; y la mente llega un momento que te lanza un aviso, a veces de forma terrorífica como narras, y en la que la coherencia y la liberación, siempre con ayuda, deben al fin tomar el mando para aliviar ese peso y buscar un suelo firme en el que caminar desde la calma.
Gracias por tu magnífico aporte compartiendo tu experiencia, querida Susana.
Un abrazo enorme 💙
Como dijo alguien en u a peli, seguramente copiando a otro, "solo se cambia en el límite".
ResponderBorrarLos límites son variables según las personas
ABrazooo